lunes, 25 de julio de 2016

¿Sabemos pedir perdón?

Pero... pedir perdón ¿desde lo más profundo de nuestro corazón?
¿Siendo conscientes de lo que hemos provocado en otros?

Cuando nuestro dolor es intenso, a veces, se nos olvida pedir perdón por las acciones cometidas.
Y, a veces, ese olvido trae consecuencias que arrastramos mucho tiempo, más del que ni siquiera nosotros mismos somos capaces de entender, en este mundo terrenal, con nuestra mente humana sumergida en esta dimensión tan densa.

TR Abie
5 de Mayo de 2016

"No sé qué voy a hacer con él -decía Abie con total desesperación refiriéndose a su exmarido- me lo tropiezo siempre en la calle, cada vez que salgo sea la hora que sea (estén atentos pues toda la experiencia se desarrolla "en la calle"). Y veo que no supera su Ira contra mí por la separación. Vive para amargarme la vida. Estamos más de un año sin hablarnos ni tener contacto por lo mal que nos llevamos". 

Eso fue lo primero que me dijo cuando le pregunté por el motivo de su visita.
Y ya no tuve que preguntar más.

Entre mis amigas hay una broma extendida sobre mí. Ellas dicen "cuidado cuando Fina te dice, como el que no quiere la cosa:
 a ver... cierra un momentito los ojos. Eso es... respira...
pues ya te tiene mirando tu interior"
Y se ríen.
Y lo mejor, es que tienen razón.

Y eso fue lo que le dije a Abie.
Durante unos minutos vagó de sensación en sensación, en las que descubrió que el origen de su relación con su ex marido era la "dependencia" y donde le quedó claro que su hijo la estaba ayudando en esta vida a no perderse. Hasta que por fin logró centrar la experiencia, pero no se pierdan quién contaba al principio este relato.

Abie sentía Ira en su estómago, veía su propia mano ensangrentada, tenía la necesidad de hacerle daño a alguien. De pronto vio a un niño de unos 3 años muerto en el suelo, Era su hijo. Se desespera y grita, pero no viene nadie.
T: Mira a tu alrededor, mira a ver si hay alguien más ahí
A: Aahhggg... sí, es un hombre, es mi marido de ahora, tengo su corazón en mi mano izquierda ( así sin previo aviso). Siento odio. Él está tendido en una plaza de adoquines. Él ha matado a alguien (llorando), creo que ha matado a mi hijo... aagghhhh. Pero siento que es como si no hubiera querido hacerlo.
T: Fíjate bien. Yo voy a contar a tres y al llegar a tres irás al principio de esta experiencia, cuando todo comienza.


A: Estoy en casa, mi marido se lleva a mi hijo a jugar a la plaza. De pronto escucho algo y salgo corriendo. Veo a mi hijo tirado en la calle, parece que ha sido un accidente o que se le ha parado el corazón, pero yo creo que ha sido mi marido el que lo ha matado. Me vuelvo loca. Mi marido le mira como no entendiendo qué ha pasado, pero yo creo que es él quien lo ha matado. Así que voy hacia él y le arranco su corazón con la mano izquierda ( ella es diestra en esta vida).
A mis preguntas ella iba contestando...
Cojo a mi hijo en brazos y cruzo el puente de piedra hacia el bosque que rodea el pueblo. Lo dejo bajo un árbol y me quedo con él, ahí sentada. Me dejo morir. Muero a los 3 días. Me voy apagando poco a poco. Siento pena, vacío y desasosiego. Siento Ira en el estómago (la misma Ira que dice siente su marido actual). Esa Ira me sale por el corazón y se queda vacío, seco.

T: Muy bien, de todo esto que acabas de revivir, ¿cuál ha sido para ti el momento más traumático?
A: Cuando veo muerto al niño.
T: Y en ese momento, ¿cuáles son tus reacciones físicas?
A: Siento Ira ( otra vez) y soberbia (ojo)
T: Y en ese momento, ¿cuáles son tus reacciones emocionales?
A: Chillo y pego a mi marido.
T: Y en ese momento, ¿cuáles son tus reacciones mentales?
A: Odio e Impotencia.
T: Y fíjate bien, todo esto ¿qué te hace hacer en tu vida como Abie?
A: Siento pena, impotencia también porque no me paga su parte de mantenimiento económico.
T: Y, ¿qué te está impidiendo hacer?
A: Ser más fuerte. Me impide enfrentarme a él ( a su ex marido actual). Me impide avanzar.

El acompañante debe de respetar la experiencia de cada paciente, pero si no entiende algo también debe de investigar. Y así lo hice para aclarar lo que no entendía. No entendía como había podido arrancarle el corazón con una mano. No entendía como murió ella, sobre todo cuando en un momento le preguntaba si el cuerpo de su hijo se estaba descomponiendo y me contestó un No rotundo. ¿Cómo era posible? A pesar de todo, respeté la experiencia de esa alma que me hablaba y le hice hacer su trabajo.

Sin embargo aproveché la segunda vuelta para investigar y fíjense lo que descubrí...

T: Voy contar a tres e irás de nuevo al principio de esta experiencia tan traumática.

Volví a preguntar una y otra vez, todo lo que no entendía y eso llevó a que ella misma entendiera qué ocurrió realmente.

A: Yo estoy en la cocina cortando carne para la comida. Estaremos en el siglo XVII ( ya empieza a ser más precisa). Entonces oigo algo y salgo a la calle. Descubro a mi hijo en el suelo y creo que ha sido mi marido. Siento rabia y desconfianza. Cojo el cuchillo que me había metido en el delantal cuando salí y exhausta me lanzo contra él y le acuchillo en el corazón.
Cuando mi marido cae al suelo con la expresión en su cara de que no entiende nada, yo tiro el cuchillo y voy hacia el niño. Grito, lloro (y lloraba, estuvo todo el tiempo llorando). Viene gente y nos recogen. Entierran a mi hijo y me queda sola.


Vuelve sola a su casa y se sienta en una mecedora. Todavía no es consciente de que su marido no había matado a su hijo. Fue consciente precisamente haciendo la terapia, aunque parte de su alma desconfiaba de todo lo ocurrido y también fue la desconfianza la que la llevó a matar injustamente a su marido en aquella experiencia.
Conoció a otro hombre y tuvo más hijos. Murió de anciana rodeada de toda su familia. Sintió vitalidad al morir. Felicidad y tranquilidad. Sin embargo no se fue a la luz, se quedó junto a su propia cama durante meses. Siente que tiene que renunciar a algo, siente que tiene que hacer algo.
A: (como Alma Perdida de aquella vida): Me desespero ahí, la gente se olvida de mí. Tengo miedo a ir a la luz. Tengo miedo de ser juzgada. Me siento culpable.

Vean como una parte de su alma sabía que no había actuado correctamente, aún así todavía no lo tenía claro. Y no se sentía culpable, pero algo no casaba para ella es su propia historia.
Al final su hijo la esperaba en la luz y ahí saca aún más toda la emoción retenida.

A estas alturas todavía no era capaz de perdonar a su marido actual.
Así que la volví a llevar de nuevo a la experiencia para que descubriera definitivamente si su marido había matado o no, a su hijo de aquella vida. Y allí fue, de nuevo.
Le digo que mire el cuerpo del niño para ver si efectivamente tenía marcas, pues primero dijo que lo había estrangulado, después que lo había pisado un carro, hasta que no vio señales de nada de eso y se dio cuenta de que murió súbitamente por un problema de corazón, pero que en su desesperación acusó y mató al marido.

Y... por fin entendió y por fin pudo perdonar y por fin se pudo perdonar a sí misma también.

Pero realmente, ¿qué ocurrió?

En la primera vuelta, quien realmente estaba trabajando era esa parte de su alma que se quedó atrapada en el dolor de la pérdida de su hijo y del asesinato de su marido, por su propia mano.
Ese cachito de su alma herida, que siente que le ha arrancado el corazón a su marido y se lleva a su hijo bajo un árbol para morir.
Le pregunto cómo está su hijo tras esos 3 días que ella tarda en morir, y ella insiste una y otra vez en que está bien, está muerto pero su cuerpecito está bien.
Y precisamente fue eso, que el cuerpo de su hijo no se descomponía,  lo que me llevó a entender que había estado trabajando con lo que nosotros llamamos una Fragmentación de Alma, y que ambos estaban atrapados en su dolor.
Al final de la terapia, ya liberado el trauma, esa parte de su alma junto con la de su hijo pudieron ir a la luz y soltar definitivamente ese sufrimiento que seguía resonando una y otra vez, como si realmente estuviera pasando en este momento.

Tras trabajar el momento más traumático y las reacciones y como la estaba afectando, se dio permiso para ver un poco más de la realidad en esa segunda vuelta.

En la segunda vuelta es cuando se da cuenta de que no muere en el bosque sino que sigue su vida, de que mató a su primer marido con un cuchillo, de que se casa con otro hombre, tiene otros hijos y de que se queda como un alma perdida por meses, (lo que normalmente se conoce por fantasma o espíritu), porque le faltaba algo, pero lo que sentía era un profundo miedo de que cuando fuera a la luz su hijo muerto no la quisiera. Le pidió perdón por si hubiera sido una mala madre.
Durante ese tiempo que estuvo como alma confundida intentó llamar la atención de sus familiares pero no le hacían caso. Y al final decidió ir ella sola a la luz, que según dijo siempre había estado allí, esperándola.

Y por fin la tercera vuelta, en la que se da permiso para ver la realidad de que su marido no fue el culpable de la muerte de su hijo y por lo tanto de que ella no tenía motivos para odiarle y ni mucho menos para matarle.

Abie echaba las culpas a su ex pareja de la Ira y Rabia que siente él, sin embargo es ella la que lo sentía continuamente y viene de la vida donde ella mató a su marido porque creía que éste había matado a su hijo de tres años.
Por ello deciden venir a esta relación actual de nuevo como marido y mujer para superar aquella experiencia pendiente de sanar.

Pero aquí no termina todo...

Abie tuvo un aborto en esta vida de poco más de un mes de gestación, que le había provocado mucho dolor emocional. Así que la llevé a hablar con el alma de su bebé no nato, en quien reconoció al alma de su hijo de aquella vida. Y para calmar su dudas, le dije que fueran al momento en que estaban programando su experiencia de vida actual.
Ahí descubrió que todo estaba previsto, incluido el aborto, y que la ayudaría a ella a resonar con aquella experiencia que tenía que sanar cuando le perdió en aquella vida. Esto, a su vez, le ayudaría a él mismo en su propio crecimiento al recuperar parte de su propia alma atrapada bajo el árbol.

Le pregunté si pertenecían al mismo grupo espiritual y, sin dudarlo, me dijo que Sí.
Entonces le pregunté si sabía qué era eso "del mismo grupo espiritual" y me dijo que no lo sabía, pero que algo dentro de ella sí sabía que pertenecían al mismo, sea lo que sea eso.
Cuando le pregunté como iban vestidos en ese espacio, me dijo que todo estaba blanco y que ellos llevaban túnicas blancas.
Lo curioso de todo esto es que Abie no sabía conscientemente nada de estos temas, hasta ese momento.

Pero, ¿qué justificaba la actitud de su marido actual hacia ella?
En todo el proceso y el trabajo final con el perdón, su marido de aquella vida (que es el mismo que el de ésta) fue capaz de perdonarla sin ninguna duda por haberle matado.
Y lo único que el alma de su marido quería era que ella le pidiera perdón por todo el daño causado en aquella vida.

Al fin, ella logró perdonar a su marido actual desde lo más profundo de su corazón, a través de ser perdonada por él en aquella vida anterior.



Abie se dió cuenta de que la Ira que ella decía ver en su marido, le pertenecía a ella y que es ella la que tiene que trabajar en su interior.

Se fue a casa con una tarea a realizar, la de ofrecer su meditación diaria para que tanto ella como su ex marido encuentren el camino de la luz.

El trabajo de Abie, según sus propias palabras, fue definido como: "uufff... esto duele más que un parto", y a veces es cierto, pero miren los resultados...

Un mes después Abie volvió a casa a una reunión de Reiki. Allí nos contó que la actitud de su ex marido había cambiado radicalmente, que ya se hablaban, que era amable, que la ayudaba con el cuidado de su hijo,... en definitiva, estaba irreconocible, para bien - decía Abie sorprendida.
¿Se lo pueden creer?
Yo sí

¡Qué gran trabajo Abie. ¡Qué gran trabajo!
Ese día demostraste una gran valentía y una gran capacidad para hacerle frente a uno de los propósitos de esta vida... entender, sanar, pedir perdón desde lo más profundo de tu corazón... realmente, un gran trabajo.
Gracias por permitirme compartirlo y dejar que tu experiencia pueda ayudar a otros.

Al final todo consiste en un trabajo interior.
¿Cómo lleguemos a ello? Ese es el camino de cada cual.

Reconozco que desde mi punto de vista como acompañante, también fue una trabajo difícil de hilar y de conducir, pero bien mereció la pena el resultado.
Terapias como la regresiva son muy buenas, pero hay muchas y todas ellas pueden ser igual de válidas, siempre que se siga haciendo el trabajo interior, pues recuerden... estamos aquí para aprender, sentir y sanar.

Para terminar, y como anécdota, les contaré la percepción de Eloisa,  la amiga de Abie que vino a acompañarla y cuyo escepticismo solo reconoció al final, ya cuando se iban.

Eloisa me relató que antes de venir ella pensaba que todo esto eran mentiras para crédulos, sin embargo en el desarrollo de la terapia ella fue capaz de "ver" todo lo que su amiga estaba relatando, incluso antes de que lo dijera.
Reconoció que lo pasó mal por ser partícipe de tanto sufrimiento, pero que ya no tiene dudas de la validez de este trabajo terapeútico.
¿Y por qué lo vio? Pues porque Eloisa también entró en lo que llamamos un estado ampliado de conciencia para el cual no existe ni el tiempo ni el espacio, y por lo tanto pudo ver la escena tal y como la estaba reviviendo su amiga, por supuesto con el permiso de su alma.

Desde aquí te animo Eloisa para que trabajes aquello que ambas sabemos que tu alma puja por dejar salir.

No me cansaré nunca de agradeceros a tod@s y cada una de vosotr@s, mis queridas almas heridas, todo lo que me enseñáis al mostrarme vuestro dolor y vuestra valentía, pues con ello mi alma recorre pasito a pasito el camino de mi propio "entendimiento".

Gracias... desde lo más profundo de mi corazón.

Fina Navarro
27 de Julio de 2016
viajerosdeluz@gmail.com
viajerosdeluz.blogspot.com.es

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