jueves, 16 de mayo de 2013

Una de tantas.....pruebas?

A lo largo de mi vida he necesitado pruebas de que existe algo más y se me han dado, claro que sí, pero también a lo largo de esos años he justificado una y otra vez, la no realidad de ello....

El hermano de mi madre se moría de un cáncer de pulmón. Yo  no sabía exactamente lo mucho o poco que le quedaba, salvo que mi tía estaba sola con él en el hospital, no porque no tuviera quien la acompañara sino porque ella lo quería así.
A pesar de todo, mi madre, que estaba con una pierna en cabestrillo, nos pidió que fuéramos una de mis hermanas y yo.

Cuando llegamos mi tío ya estaba bajo los efectos de una sedación suave, aún así yo no sabía que le habían pronosticado pocas horas. Tal fue así que mi tía me permitió quedarme a pasar la noche con ellos, con la condición de que pasara parte del tiempo en la sala de espera y descansara.
Y allí me fui a las 12 de la noche.

Seguramente me quedé dormida, pues alrededor de las dos de la madrugada una voz me despertó, era mi tío, así lo ví y así le oí...."sobrina", me dijo....."ya, ya está".
Me desperté sobresaltada y me fui a su habitación, a tiempo para verle dar su último suspiro.

Casualidad?. Definitivamente no, pues las casualidades no existen.
Él me avisó de que ya se marchaba.
Él me confirmó que la muerte no existe, pues la energía que nos mueve no muere, solo viaja de materia en materia con el único propósito de aprender, crecer y evolucionar.
Que para ello se tenga que sufrir??? a veces mucho???,
Pues todavía no tengo todas las respuestas, solo pequeños atisbos de una realidad que no termino de entender, pero que me resulta grandiosa...quizás, en su simplicidad.
Que la paz reine en nuestro interior!.

viernes, 3 de mayo de 2013

La confesión...a uno mismo.

A lo largo de la vida te has planteado alguna vez si eres buena o mala persona?
Seguramente que has dado por sentado que eras buena, pero ¿has profundizado en esos sentimientos?

Yo pienso que el 99,9 por ciento de la humanidad tiene buenos sentimientos, solo que a veces se nos olvidan.
También pienso que todos hemos hecho o pensado algo, alguna vez en nuestra vida, de lo que no nos sentimos orgullosos o nos arrepentimos.

Cuando era adolescente pegaron a mi novio, le amenazaron de muerte, me amenazaron a mí de rapto y violación, tenía 17 años y era ignorante en el conocimiento de lo que realmente somos. Tenía miedo.
Denunciamos al hombre en cuestión. La Guardia Civil nos dijo que estaba en búsqueda y captura por asesinato. Tenía miedo. Lo detuvieron y nos llamaron a juicio. Se escapó. Tenía miedo.
Tenía tanto miedo que deseé que muriera.
La víspera del juicio nos llamó la policía. Ese hombre había muerto en un tiroteo con las fuerzas del orden.

Entonces mi sensación de alivio fue tal, que solo pude sentir alegría por liberarme del miedo o eso creía yo. Y aquello solo quedó en una anécdota en mi mente, pero ¿ y en mi corazón?.

Treinta años después, el comentario inocente de un niño afloró a la superficie aquellos sentimientos de cuando era adolescente. Había deseado la muerte de una persona y esa persona había muerto.
Qué dolor!! El sentimiento de culpa me aplastó como una losa de cien kilos en pleno corazón.

Utilicé la meditación para intentar "entenderme", para confesarme.....y para pedir perdón desde lo más profundo de mi corazón. Pero con la duda de que, ¿ qué pasaría si alguien hiciera daño a alguien de mi familia? ¿ Volvería a desearle mal?
Pedí perdón, una y otra vez, y otra vez más. Las lágrimas salían desde el centro mismo de mi ser....por él, por mí, por lo difícil que es "entender" desde esta dimensión en la que nos movemos como humanos.
Sufría, me encogía en mi dolor....y en ese momento, escuché en mi mente...." yo te he perdonado, ¿ por qué no te perdonas tú?"
Le vi, como yo veo en estado expandido de conciencia y le escuché. Hablamos.

Me dijo que allí el tiempo no es como aquí. Me dijo que estaba preparándose para volver a encarnar.
Me dijo que su próxima vida sería difícil. Me dijo que iría a parar a un centro de acogida de niños, y ....que allí nos encontraríamos. Me dijo que le reconocería por el nombre "Rafael" y que algo nos conectaría entonces. Me dijo que yo sabría que era él.
Me pidió que le diera mucho cariño cuando llegara el momento.
Y le dije que sí, claro. Y le dí las gracias, muchas veces, porque realmente era así como me sentía, agradecida y feliz.

Agradecida y feliz, por poder confesarme a mí misma.
Agradecida y feliz, pues me perdonó y yo me perdoné.
Agradecida y feliz, porque somos mucho más de lo que realmente creemos.
Agradecida y feliz, porque pude respirar profundamente.
Agradecida y feliz, por esta gran oportunidad de "entenderme".

Treinta años después....gracias por liberarme.
FNB