jueves, 29 de agosto de 2013

Tanto sufrimiento...¿para qué?

Hoy, 28 de Agosto de 2013....llevo días preguntándome: Tanto sufrimiento, ¿ por qué?. Hoy me recuerdan que todo tiene su objetivo aunque en mi condición humana yo no lo entienda, así pues....¿ para qué?

Todos tenemos hermanos terrenales y hermanos de otras dimensiones, de otras vidas con los que coincidimos en ésta.
Hace un par de semanas fui a visitar a una de mis hermanas, aunque en el aquí y el ahora es mi amiga.
Ella es trabajadora de luz y llevaba unos meses tratando con terapias energéticas a una chica.

Hacía unos meses que los médicos desahuciaron a esta muchachita, pero con Reiki y otros tratamientos energéticos había logrado mejorar lo suficiente como para comprarse un vestido nuevo e ir a un concierto de Alejandro Sanz.
Llevaba 5 meses alimentándose por vía intravenosa.
Hace aproximadamente un mes la volvieron a operar, con la intención de que pudiera tolerar algún tipo de alimento vía oral. Pero salió mal.
Tal fue así, que poco antes de mi llegada a su ciudad, le dijeron que moriría, que ya no tenía solución.
Imagináos como estaba la chiquilla, y digo chiquilla porque así me pareció. Dulce e inocente como una niña que despierta a la vida, a pesar de sus 31 años cumplidos esos día en el hospital.

Mi amiga, me habló del tema, me ofrecí a reforzarla con Reiki y me aceptaron.
El primer día hablamos mucho tiempo, le comenté lo que todos sabemos, y es que nuestro cuerpo es solo un instrumento para alcanzar determinados objetivos que nos fijamos antes de venir.
Le expliqué que parte de mi trabajo consiste en hablar con el ser interior de alguna personas, que había podido hablar con su alma y ansiaba libertad. Había sido esa misma mañana en estado de meditación. En ese momento no entendí esa necesidad de libertad.
Mientras le hablaba ella lloraba y decía que no quería sufrir. Quería dormir y no volver a despertar.
Le dimos reiki y se quedó relajada y tranquilita.

Al día siguiente nos explicó, toda emocionada, que esa noche había visto a una mujer rubia, de pelo rizado y llena de luz a los pies de su cama. Me dijo que no pudo hablar con ella pues le dio miedo y llamó a su madre que dormía en el sillón a su lado, entonces dejó de verla.
Le pregunté qué deseaba hacer y me dijo que descansar.

Mientras mi amiga le daba Reiki, yo la llevé en una meditación guiada a una isla de paz, donde trabajo con otros seres, para que pudiera hablar con esta mujer de luz que vino a verla la noche anterior. Durante todo el tiempo nosotras la acompañamos en esa meditación, cogida siempre a nuestras manos para alejar el miedo que todos tenemos a lo desconocido. En ningún momento se sintió sola. Y allí fuimos.
En el proceso, tanto mi amiga como yo, pensamos que se iría pues el encharcamiento de sus pulmones no la dejaba respirar bien.
La dejé que paseara libre por la isla para que se comunicara con ese ser de luz y cuando le pregunté si quería que volviéramos, me dijo que no. Sin embargo pasados unos minutos en silencio ( y llevada por mis propios miedos humanos) la insté a volver.
Al despertar dijo que estaba feliz y muy relajada, sonreía. Había logrado hablar con esta mujer de luz. Le dijo que "ella" la acompañaría en el momento de dejar ese cuerpo, que nunca estaría sola pero que todavía tenía que hacer un par de cosas en la tierra. Palabras textuales "todavía tienes que volver un ratito más".
Compartió con nosotras parte de su experiencia, nos dijo entre lágrimas que había bebido agua fresquita y comido fruta. Que se había bañado en un río junto con otras personas u otras almas.

Esa noche mi amiga y yo lloramos largamente abrazadas, pues no entendíamos.

Al día siguiente ( mi último allí) nos llamó por la mañana. Había ido una amiga suya a verla que también padecía cáncer y deseaba que su sesión se la diéramos a su compañera. Fue un acto de renuncia y de amor supremo.
Le dimos reiki a esta valiente mujer que, enferma, había cruzado medio país para ver a su amiga también enferma, pero esa ya es otra historia.
Es obvio que volvimos por la tarde para darle su sesión del día ( la última por mi parte) a esta chiquilla valiente y amorosa.
Estuvimos mucho tiempo con ella, volvimos a la isla, se bañó en la playa, y cuando al terminar, su madre le preguntó como estaba, ella respondió sonriendo....."Estoy feliz, mamá", mientras las lágrimas resbalaban por las mejillas de su madre.

A lo largo de la semana siguiente, me mandó un wasap para decirme que me había visto en sus sesiones con mi amiga y que era muy divertido. Mejoró tanto que los médicos pensaron en darle el alta a ver qué pasaba, además ella quería ir a la playa.
En ese proceso se despidió de todo el mundo, regaló lo que tuvo que regalar, sobre todo amor, fuerza y coraje.
Y el lunes 26 de Agosto de 2013 decidió abandonar su cuerpo y este plano terrenal.

Lloramos, lloré y aunque sabía que estaba bien, mi condición humana sufría por tanto sufrimiento y dolor.
Fueron 5 horas de agonía y yo no entendía por qué......hasta esta noche....

Por fin mis miedos y mi ira me dieron tregua y pude entrar en estado de conciencia ampliada a través de la meditación.

Y mientras la tormenta rugía en el exterior, Ella calmaba mi interior.
Su alma me habló, me dijo que ella debía aprender en esta vida a enfrentarse al sufrimiento. Me dijo que como no tuvo valor para hacerlo conscientemente en su experiencia de pareja en esta vida, eligió esta enfermedad para aprender que todo sufrimiento del cuerpo y del alma se puede superar.
Me dijo que estaba bien, que era libre, que ahora entendía muchas cosas. ¿ Libre? pregunté, " Libre del miedo al sufrimiento", me contestó.
Con su sonrisa, su pelo corto, su vestido azul se elevó, hizo un divertido arco en el aire y se fue, porque "tengo muchas cosas que hacer", me dijo.
Nos dio las gracias a todos y se fue a su hogar, a nuestro hogar. Se fue feliz y llena de amor, valentía y coraje, pero sobre todo, libre de sus propios miedos.
Lo había hecho bien y estaba contenta.

Que la luz te acompañe por toda la eternidad, querida Raquel.

En recuerdo de tu paso por esta tierra en este momento, por todo lo que me enseñaste en tan pocas horas vividas a tu lado, por ser esa chiquilla valiente, noble y amorosa con la que volé por medio mundo desde la cama de un hospital, por dejarme compartir algunos de tus momentos difíciles para que me sirvieran de lección en mi propio caminar, por despedirte antes de irte, por prometerme que volveremos a hablar.

 Y sobre todo, por demostrar una vez más, que somos más de lo que vemos.

Gracias desde lo más profundo de mi alma, valiente Raquel.

Con todo mi amor.
Fina